viernes, 28 de septiembre de 2012

A vueltas con la vida



Hasta chocarse contra una pila de maderos no paró, y allí se quedó, ladeada, inmóvil, cubierta de suciedad y abandonada para siempre. Era su sino; toda su vida había estado dando vueltas y tumbos, saltando alocadamente, sin mirar por dónde ni pensar en nada más que en esa vorágine para la que había nacido. Pasaba de mano en mano, bailaba para cualquiera que le hiciera un poco de caso, girando locamente, pero solo era una diversión momentánea, fácilmente olvidable. Al final, junto con los maderos donde acabaron sus correrías, la peonza, mugrienta y mellada por el uso y el paso de los años, acabó alimentando el fuego.

©texto JAVIER VALLS BORJA
septiembre 2012
©fotografía carlosrura (fuente flickr), publicada bajo una licencia Creative Commons

6 comentarios:

  1. Me gusta mucho más este relato que el ganador del concurso, pero bueno, eso es dar vueltas, cual peonza, al mismo madero.

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    1. Gracias, amigo, ya sabemos lo que pasa con estas cosas, hoy se gana y mañana se pierde, y a mí siempre me toca mañana, jajajaaa... Estos de la Ser, y me imagino que en muchos de los concursos que se convocan, creo que buscan más la originalidad que la calidad literaria, y normalmente ganan los más raritos; o eso, o que no deben leer todos los relatos. Lo que más me irrita es que muchas veces, el segundo o tercer finalista, o alguno de los no clasificados, le dan mil vueltas al ganador. Pero es igual, seguiremos participando aunque solo sea para tener material para el blog, como ahora.

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  2. Las vueltas de la vida son para todos, hasta para lo que se ha olvidado.

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  3. Si no fuera porque he leído que era una peonza ....
    Besos

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    1. Todos somos peonzas, Anita y, en el peor de los casos, marionetas. El ser conscientes de ello no sé si no será consuelo de tontos, pero ayuda.

      Beso pa ti.

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