miércoles, 23 de diciembre de 2009

CROAC 18/20




Como efectos especiales, aquello no tenía precio, ¿qué cojones estaba pasando allí? ¿qué le ocurría a aquel hombre? “¿Qué le ocurre?”, le pregunté. “¡¡¡¿Qué le ocurre?!!!”, le insistí, gritando con una voz de falsete casi femenina. Quería zarandearle los hombros, para hacerlo reaccionar, darle una bofetada, no sé, todas esas cosas que se ven en las películas, sin embargo, no me atreví a acercarme más de lo que ya estaba. De pronto se apoderó de mí una densa mezcla de miedo y repugnancia hacia ese ser que tenía enfrente. El terror que sentía se materializó en forma de meada en los pantalones, cálida y maloliente, y el asco en una serie de arcadas que me costaba contener. La verdad es que su aspecto era bastante repulsivo y todo aquello resultaba en exceso kafkiano para mi gusto, era mi Gregorio Samsa particular. Simultánea al terror, sentí pena, mucha pena, y cuando volví a ofrecerle mi ayuda él abrió la boca, una boca inmensa, sin labios, sin dientes... y dijo “croac”.


© del texto JAVIER VALLS BORJA
junio 2006


Ilustración hallada en google, sin que figure el nombre del autor. Si tiene derechos de imagen, notifíquenmelo y será retirada inmediatamente.

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