jueves, 5 de noviembre de 2009

Espuma de mar 11/13

Había una zona de la playa donde solían jugar, junto a la desembocadura de lo que ellos llamaban “el río”, y que en realidad no era más que un torrente que sólo traía agua en época de lluvias. El resto del año, el lecho pedregoso bordeado de cañas y pinos se mantenía seco, y en él campaban a sus anchas adelfas, jaras y zarzas, feraces ese año por la abundancia de lluvias. Era una zona rocosa que no frecuentaban los bañistas. Junto a la desembocadura había, varados en la arena, tres grandes botes de los que se utilizaban con anterioridad a la construcción del puerto para embarcar naranjas en los cargueros extranjeros que fondeaban en la bahía. Álvaro había visto las fotos de su abuelo a bordo de aquellos botes que eran tirados por bueyes para sacarlos del agua. Aunque se caían de viejos, dos de ellos estaban aún dispuestos como si fueran a hacerse a la mar. El tercero estaba boca abajo, escorado a un lado. Allí jugaban ellos a contrabandistas, aventureros y corsarios, incluida Ana, que nunca consintió en ser una princesa en apuros.


© del texto JAVIER VALLS BORJA

primavera 2000

1 comentario:

  1. COMENTARIOS EN FACEBOOK

    Angel Utrillas Novella
    Estas entregas me hacen recordar mis lecturas juveniles de Enid Blyton. Me está gustando, espero que llegue el final para leerlo completo ya que de este modo me sabe a poco.
    El 05 de noviembre de 2009 a las 9:10 ·

    Poma Algú R B
    Sigue, sigue Javier..
    El 05 de noviembre de 2009 a las 9:51 ·

    ResponderEliminar