lunes, 12 de octubre de 2009

Espuma de mar 5/13

Álvaro corrió a la orilla del mar, sediento de libertad, y las pusilánimes aves revolotearon para posarse unos metros más allá. Se hizo con algunos guijarros planos, que lanzaba al agua haciéndolos rebotar, tres, cuatro, ¡cinco veces! Encontró erizos, esponjas naturales y sintéticas, tomates de mar y un zapato con la suela despegada, nada con que pudiera engrosar sus tesoros. Aspiró profundamente con los ojos cerrados, alzando la cabeza hasta que su nariz quedó perpendicular al cielo. Al abrirlos algo hizo que los abriese todavía más: un deslumbrante arco iris con los colores más intensos que había contemplado jamás. Se quedó mirándolo, fascinado. Él sabia que el arco iris era un fenómeno físico, lo había estudiado en clase; refracción de la luz, sin más, por más que su lado romántico no podía evitar verlo como presagio de buenos augurios.

—¡Eh! Que te vas a caer de culo...

¡Lo sabía! Sabía que el arco iris no lo podía engañar. Se giró en redondo y echó a correr en dirección a la voz con los brazos abiertos.

—¡Ana! Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh! —gritaba mientras corría.

Llegó hasta donde estaba ella y, sin aminorar la carrera, se le tiró en plancha. Cayeron juntos al suelo, riendo, y rodaron abrazados por la arena mojada, que se les quedó pegada al pelo y a la ropa. Tras varias vueltas y forcejeos, Álvaro quedó tendido boca arriba con Ana sentada a horcajadas sobre su estómago y sujetándole los brazos con aire triunfal.

—Te dije que algún día te ganaría, chaval.

© del texto JAVIER VALLS BORJA
primavera 2000

1 comentario:

  1. COMENTARIOS EN FACEBOOK

    Angel Utrillas Novella
    Buenoooo, esto se pone interesante, cómo me ha gustado esa frase de "esponjas naturales y sintéticas..."
    Voy a releer todas mientras aguardo (pacientemente no quiero apremiar) la siguiente entrega.
    El 13 de octubre de 2009 a las 9:19 ·

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